Crisis en la educación
pública de España
El título de este artículo podría sugerir que se
trate del deseo de las muchas grandes minorías y quizás pequeñas mayorías en
las diversas regiones periféricas de Europa de independizarse, pero nada está
más lejos de la verdad. El asunto del presente artículo es la educación, y en
concreto la educación pública en España que sin duda alguna no está pasando por
sus mejores momentos.
Fig. 1: Tasas de abandono escolar de 2013 en
diferentes países europeos; el dato correspondiente a España en amarillo. Fuente:
Eurostat (http://epp.eurostat.ec.europa.eu/portal/page/portal/eurostat/home/).
Para empezar, la tasa de abandono escolar con un 23% (cifra de 2013) es una
de las más elevadas de Europa; solo en Turquía la situación es peor (ver fig.
1). El descenso gradual de la tasa de abandono escolar desde 1992 no puede
server de excusa: sigue siendo el doble de lo que se debe considerar aceptable (un
12% como mucho) en un país que aspire a ser uno de los más avanzados del mundo. Además, fig. 2 demuestra
claramente como el aumento de la tasa de abandono escolar coincide con la
burbuja inmobiliaria que ocurrió en España entre 2000 y 2007 antes de que se
desinflara con el inicio de la crisis: fue muy fácil entonces encontrar trabajo
en el sector de la construcción que claramente funcionó como tubo de escape para
estudiantes desmotivados.
Fig. 2: Evolución de la tasa de abandono
escolar en España. Fuente: Eurostat.
Lao informes PISA (Program for International Student Assessment) muestran una
tendencia similar: en comparación con otros países de la OCDE, sistemáticamente
España se queda atrás en las tres capacidades examinadas en el programa: comprensión
de textos, matemáticas y ciencias naturales (ver fig. 3). La OCDE hace los
análisis PISA una vez cada tres años, y entre 2000 y la última vez que se llevó a
cabo en 2012, no se observó progreso alguno en el caso de España.
Fig. 3: Resultados de las investigaciones PISA,
llevadas a cabo entre 2000 y 2012 en algunos países de la OCDE con intervalos
de tres años; los resultados de España en amarillo: solo Italia, México y
Turquía obtuvieron peores resultados.
Las muchas quejas de estudiantes, padres y profesores por igual sobre
el sistema educativo parecen solo confirmar lo que se esconde detrás de los números
fríos: profesores con deficiente formación que no dominan de manera suficiente
las materias que tienen que enseñar (aquellos profesores de inglés que ni entienden,
ni hablan este idioma no son una excepción), profesores que enseñan asignaturas
para qué no tienen cualificación (profesores de religión enseñando francés,
profesores de matemáticas dando educación física, etc.), falta de disciplina, casos desgarradores de acoso escolar, desmotivación
compartida entre estudiantes, profesores y directores de centro, falta de
recursos y una extrema ideologización en muchas de las comunidades autónomas de
España, cuyo único propósito parece ser crear perfectos socialistas,
nacionalistas o cualquier otro “ista” que se pueda inventar.
Llama la atención la queja de la falta de recursos, ya que el gasto por
estudiante en España no difiere mucho de los demás países desarrollados de
Europa, como demuestra fig. 4.
Fig. 4: Gasto (público y privado) en educación
por estudiante (€) en 2011; el dato correspondiente a España en amarillo. Fuente:
Eurostat.
Si comparamos ahora el gasto en educación por estudiante con dos otros parámetros
que se suelen utilizar para medir los resultados de un sistema educativo, los
cuales son la tasa de abandono escolar y la tasa de paro juvenil, vemos que en España lo estamos haciendo francamente fatal (fig. 5).
Fig. 5: Gasto en educación por estudiante (en
100 €, en verde oscuro) comparado con la tasa de abandono (en %, en azul oscuro)
y la tasa de paro juvenil (en %, en azul claro) en 2013; los datos
correspondientes a España en rojo, color naranja y amarillo. Fuente: Eurostat.
Se esperaban las bajas tasas de abandono y paro juvenil en muchos países
de Europa, dado su alto gasto en educación por estudiante. De la misma manera
es lógico que en un país como Turquía, se registren altos valores de estas tasas
por su bajo gasto en educación. Sin embargo, las tasas igualmente bajas de
abandono y paro juvenil comparadas con el bajo gasto en educación por
estudiante en muchos países de Europa Oriental, deniegan la existencia de una
relación directa entre el gasto en educación y el éxito del sistema educativo. De
todos modos, el relativamente alto gasto en educación por estudiante en España
debería resultar en tasas de abandono escolar y paro juvenil manifiéstamente más bajas de lo que se suele registrar.
La relativa
irrelevancia del modelo educativo
Si no
hay una relación clara entre el gasto en educación y el éxito del sistema, ¿cuáles
son los factores que sí determinen el éxito de un sistema educativo? Entre los
países con buenos resultados educativos no se encuentra un sistema dominante que
pueda explicar su éxito. Los países de habla alemana y neerlandesa todos tienen
sistemas altamente diversificados en el sentido de que los estudiantes se
mantienen dentro de un mismo tronco académico solo un limitado número de años,
en general coincidiendo con lo que se suele llamar la educación general básica,
entre los seis y doce o catorce años de edad.
Para la
etapa secundaria se ofrece una variedad de tipos de instituto, entre los cuales
los estudiantes pueden elegir de acuerdo con sus características específicas,
intereses y capacidades intelectuales. El tipo de instituto intelectualmente
más exigente da acceso directo a la Universidad. La Formación Professional está
disponible a partir del último año de la educación general básica para darles a
los estudiantes menos motivados la oportunidad de recibir una sólida educación
secundaria aprendiendo a la vez una profesión que les permita encontrar trabajo con relativa rapidez después de terminar los estudios, lo que suele ser el caso por la
estrecha colaboración con el mundo empresarial, que les permite adquirir
exactamente aquellas habilidades que piden las empresas que les van a
contratar. No debe sorprender que la tasa de paro juvenil en aquellos países
tenga la tendencia de ser muy baja (en general inferior al 15%).
En los
países escandinavos al contrario, incluyendo la admirada Finlandia, se mantienen los
estudiantes dentro del mismo sistema hasta el fin de la edad obligatoria de
escolarización, establecida en todos los países en dieciséis años. Las tasas de
abandono escolar son como en los países de habla alemana y neerlandesa, con
excepción de Noruega, que tienen un alto gasto en educación, pero una tasa de
abandono mucho más alto de lo que cabía de esperar. La tasa de paro juvenil en
general es más alta (ver las cifras para Suecia y Finlandia), ya que es más
complicado establecer una integración fluida entre el mundo educativo y
empresarial si los estudiantes permanecen relativamente aislados del mundo real
hasta una la edad más avanzada de dieciséis años.
Diferencias
fundamentales entre los países
La pregunta ahora es ¿qué es lo que tienen los países con buenos
resultados educativos (Norte y Centro de Europa) en común frente a países con
problemas en su educación como España, Portugal, Francia, Italia o Grecia (Grecia
tiene una tasa de paro juvenil del 58,30%, más elevada que España)? La
diferencia parece residir en la intervención de las administraciones públicas
(AAPP) en decisiones que por su índole deben pertenecer al ámbito individual, que
sea éste los padres o el centro educativo (centro) como demuestra la tabla en fig. 6.
Asunto
|
Poder de decision
|
|
A, B, CH, D, DK, FIN, L, N, NL, S
|
E, F, GR, I , P
|
|
Elección de centro educativo.
|
Los padres mientras los estudiantes sean
menores de edad.
|
Las AAPP.
|
Recursos
humanos (contratación de profesores).
|
El
centro.
|
Las AAPP.
|
Metodología,
filosofía y enfoque de la enseñanza.
|
El
centro.
|
Las AAPP.
|
Admisión of students.
|
El centro, aunque las AAPP garanticen plaza
en algún centro hasta el final de la mientras dure la escolarización obligatoria.
|
Las AAPP.
|
Asuntos disciplinarios.
|
El
centro.
|
Las AAPP.
|
Financiación.
|
Las AAPP.
|
Las AAPP.
|
Sistema remunerative para
profesores.
|
Sueldo fijo en función de edad y
experiencia más complementos por incentivo.
|
Sueldo fijo en función de edad y experiencia.
|
Fig. 6: Diferencias principales en poder de decisión
en asuntos que afectan la organización, la gestión y la convivencia diaria en los
centros educativos entre países con buenos resultados y países con problemas.
Se
observa en la tabla en fig. 6 que en países con buenos resultados educativos
las decisiones fundamentales sobre la organización, gestión y convivencia
diaria las toman las partes directamente implicadas, es decir, los padres y los
centros, mientras en países con problemas las toman las administraciones
públicas.
En el sistema español, las administraciones públicas
intervienen en todas las decisiones de trascendencia. Para empezar, en muchas
de las comunidades autónomas con que cuenta España, los padres no tienen
libertad de elección de centro para sus hijos: el lugar del domicilio o el
puesto de trabajo suele ser el factor determinante. Si vives en una zona de la
que no te gusta el colegio, no puedes enviar tu hijo a otro, aunque esté a tan
solo 500 metros de distancia.
En segundo lugar son las administraciones públicas las
que toman todas las decisiones relacionadas con la gestión y convivencia diaria
en los centros: deciden sobre los libros de texto, uniformes para todos los
centros, deciden cuándo y dónde trabajen los profesores, y en muchas
comunidades autónomas deciden hasta sobre qué hacer con estudiantes
conflictivos.
Por último, en España los centros no tienen ni voz ni
voto en la contratación (y suspensión) de los profesores, ni están implicados en
su formación, que deja mucho que desear. En España a la carrera de magisterio
se puede acceder con una nota de 5 sobre 14, lo cual es extremamente bajo. Si lo
traducimos a una escala de notas de 0 a 10 en lugar de 0 a 14, la nota baja a
apenas un 4. Es decir, se admiten al profesorado estudiantes que
manifiestamente no tienen la capacidad intelectual para ello.
La poca exigencia con el profesorado tiene una larga
tradición en España, pero fue acentuándose una vez que se transfiriesen, sin
pedir garantías a cambio, las competencias de la gestión de la educación a las
comunidades autónomas, una oportunidad que la mayoría de estas aprovechó para crear
nichos de votantes fieles al partido instalado en el poder: total una genial operación
de ingeniería socio político en la cual, evidentemente, el bienestar de los
alumnos siempre ha sido la última de las prioridades, si alguna vez lo ha sido.
Además, el profesor que desee estabilidad económica en su
vida ha de convertirse en funcionario, lo cual supone un arduo camino de durísimas
oposiciones en que el aspirante tiene que invertir varios años de su vida, pero
con la recompensa de tener el trabajo y por ende el sueldo garantizado de por
vida hasta tal punto que el funcionario puede considerarse propietario por derecho
de su plaza, lo cual es el sueño de más de un ciudadano español.
Sin embargo, estudiar oposiciones requiere cualidades
como extrema concentración, memorización coránica y la capacidad de estar solo
y aislarse del resto del mundo durante largos períodos de tiempo. Pueden ser
las características ideales para alguien que no haga otra cosa en lo que le
quede de su vida profesional que revisar documentos y poner sellos, pero de un
profesor se espera un comportamiento totalmente distinto. Un profesor ha de ser
un excelente comunicador, tiene que tener mucha imaginación, creatividad y empatía,
y debe tener sus capacidades de análisis y sintetización bien desarrolladas
para tener éxito en su profesión.
Está claro que el sistema español de formación y reclutamiento de profesores atrae exactamente lo contrario del tipo de persona que se estima idónea para la educación. Si encima no se le puede despedir a un profesor funcionario que no rinda en su trabajo, se crea así, aparte de la falta total de libertad, una fuente de desmotivación, descontento y frustración permanente que podría explicar de por sí el altísimo grado de fracaso escolar en España.
Libertad de elección y de gestión
Está claro que el sistema
educativo de España está atrapado en un conjunto de leyes, normativas y también
comportamientos culturales que puedan haber funcionado en un pasado muy remoto,
pero que ahora solo producen fracaso y frustración. Para escapar
de esta trampa y evolucionar hacia un sistema de éxito, es fundamental que los
participantes en el sistema educativo puedan decidir y actuar en libertad. Discutir
sobre el modelo educativo, o asuntos como religión sí o no en los colegios, la
edad en que se permitan las especializaciones o la administración que deba
tener la competencia, es una pérdida de tiempo que desvirtúa la atención de lo
esencial.
Es fundamental que sean los
padres los que deciden en qué centro se escolaricen sus hijos, partiendo de la
premisa que siempre desean lo mejor para sus hijos y consecuentemente elegirán
siempre el colegio donde sus hijos recibirán la mejor educación dadas sus
características intelectuales, sociales y emocionales. A la vez sin embargo, han
de ser los centros mismos los que tengan la competencia sobre los asuntos de gestión y convivencia diaria, como son la
contratación (y suspensión si es necesario) de profesores, asuntos pedagógicos
como los libros de texto a utilizar, métodos de enseñanza, filosofía y asuntos
religiosos asuntos disciplinarios y admisión de estudiantes; permitirá
que los centros se distingan entre sí y hasta se especialicen si se considera
necesario o deseable.
Ambas libertades juntas darán lugar a una competitividad
sana que solo puede ser beneficiosa para la calidad de la enseñanza. La
libertad de elegir metodología también romperá con el monopolio de la editorial
que tiene esta posición privilegiada en la actualidad, creando un verdadero
mercado de libros de texto con la inevitable reducción de precios y aumento de
calidad. La libertad terminará también con el uso obligatorio y excluyente de
idiomas cooficiales en determinadas comunidades autónomas en detrimento del
español, ya que la decisión sobre la lengua vehicular quedará en manos de los
centros.
De esta manera se crea una especie de mercado en que los centros compiten por atraer los estudiantes que mejor se ajustan a sus características, mientras los padres pueden elegir. No obstante el sistema educativo en países con buenos resultados educativos no es un mercado de verdad ya que no hay transacciones financieras entre las partes implicadas. En ninguno de los países con sistemas de éxito los padres tienen que pagar dinero para enviar sus hijos al centro de su elección al garantizar el Estado la financiación del sistema. Es más, en algunos países los alumnos reciben una beca de transporte si el centro de su elección está muy alejado del domicilio familiar; la competición no es por atraer los estudiantes más ricos, sino los más idóneos.
La formación de los profesores
En segundo lugar el sistema de
formación y reclutamiento de los profesores ha de cambiar. Aparte de tratarse
de puro respeto, cariño y empatía hacia nuestros jóvenes, está en juego el
futuro de España, nuestro país. El futuro de nuestro país empieza con la
educación: cuanto mejor la educación, mejor preparados estarán nuestros
jóvenes, más prósperos serán una vez adultos y mejor la irá a España como país.
En primer lugar la nota de corte para acceder al magisterio tiene que subir a
por lo menos un 7 de 10 o un 10 de 14. Es un excelente filtro para quedarse
únicamente con los más inteligentes y con los estudiantes con verdadera
vocación para la docencia.
A la vez la formación misma tiene
que ir mucho más encaminado a crear vocación, como es el caso con los médicos, que
deben, después de licenciarse en la medicina, funcionar entre dos a cinco años como
“Médico Interno Residente (MIR)” para poder practicar la medicina. La fase del MIR
está muy enfocada a la práctica de la profesión médica. Las deficiencias detectadas
en la formación de los profesores, muy teórica con el acento a pasar exámenes, pide
a gritos una segunda fase posterior a la carrera universitaria en la cual el futuro
profesor se familiarice con la práctica de la enseñanza. Obviamente su duración
tendría que ser máximo dos años en vez de mínimo, como es el caso con los futuros
médicos.
Lo que será más difícil, por su condición de
funcionarios, es la aplicación de condiciones normales de mercado en las
relaciones laborales con los profesores. No obstante, se puede introducir
cierta libertad para los centros en la selección de personal. En lugar de
asignar un candidato desde arriba sin consentimiento del centro cuando un
puesto quede vacante, la administración competente podría enviar una selección
de candidatos de su bolsa de trabajo que cumplan los criterios establecidos por
el centro. Así el centro podrá seleccionar el candidato que cree que mejor
satisfaga los criterios. De lo que no debe haber duda sin embargo es, que son los
centros los que tienen que tener la última palabra en la contratación de
personal docente. Obviamente, la administración competente ha de asegurarle al
profesor, una vez admitido al cuerpo de funcionarios, trabajo y sueldo, pero en
qué centro ejerce su profesión, es una decisión que tiene que quedar reservada
a los centros.
Idiomas extranjeros
La libertad en la contratación de
profesores va a ser esencial para resolver el eterno problema de la enseñanza
de idiomas extranjeros en la educación pública de España. Es un secreto a voces
que el sistema de enseñanza pública español, así como la sociedad española en
su totalidad, está fracasando estrepidamente en esta materia. Limitémonos al inglés,
de que hay un consenso general que el dominio de aquel idioma es fundamental
para tener acceso a los puestos de trabajo bien retribuidos y una carrera
profesional satisfactoria. Es inaceptable que prácticamente la totalidad de los
profesores de inglés que ejercen en la actualidad, no sean capaces de expresarse debidamente en este idioma, y menos
todavía enseñarlo.
Al no funcionar el método de
contratación actual, resolver este problema de una vez para siempre,
necesariamente pasa por medidas radicales: el sistema pública de educación
debería abrir sus puertas sin reservas a profesores de todos los países
angloparlantes así como de otros países famosos por el altísimo nivel del
inglés como segundo idioma, como los Países Bajos, Bélgica o los países
escandinavos. Sólo debería exigirse un mínimo de experiencia docente y dominio
del español para poder impartir el inglés como asignatura en los centros de
educación pública, considerando válidos todos los títulos y diplomas relevantes
obtenidos en sus países de origen, sin obligación de homologarlos a sus
equivalentes en España.
A la vez España debería cambiar
algunas costumbres culturales con respecto a los idiomas extranjeros. A pesar
de considerarse los españoles personas abiertas y simpáticas, la cultura
española sigue siendo una cultura cerrada, en el sentido que evita las
influencias de fuera y hasta las trata con desconfianza y hostilidad. Es muy difícil
encontrar libros y revistas en otros idiomas que no sea el español, mientras en
la televisión el español es el único idioma permitido: todas las series,
películas y otros textos pronunciados en idiomas extranjeros se doblan
sistemáticamente al español. De esta manera no es raro que un joven español no oiga el
inglés hablado hasta que tenga 15 años de edad, lo cual en general es una edad
demasiada avanzada como para obtener una fluidez aceptable en inglés.
Del otro lado, si un niño se
acostumbra a los sonidos de otro idioma al oírlo en la televisión y en el cine,
entendiendo lo dicho a través de subtítulos en su propio idioma, el aprendizaje
será mucho más fácil una vez que empiece a estudiarlo de manera estructurada al
no ser algo extraño y completamente nuevo para él. Se ha demostrado científicamente
que el nivel del inglés de los países no angloparlantes es mucho mayor en
países donde se subtitulen la televisión y el cine que en países que utilicen el
doblaje. Los holandeses, belgas y escandinavos (todos utilizando subtítulos)
hablan el inglés mucho mejor que los alemanes (con la televisión doblada); los
portugueses y los griegos (con subtítulos) hablan el inglés bastante mejor que
sus vecinos de España, Italia y Francia, todos países con la televisión
doblada.
La TDT moderna permite emitir en señal doble, una
doblada y otra subtitulada, lo cual es el caso en España en la actualidad. Sin
embargo, el canal doblado sigue siendo el canal por defecto y si se quiere
cambiar a televisión subtitulada, se puede hacer con el mando a distancia del
televisor. El cambio de televisión doblada a subtitulada por tanto es muy fácil
de realizar: solo hace falta hacer del canal subtitulado el canal por defecto. Sin
embargo, habría que imponerlo por ley apoyado por un amplio consenso parlamentario,
ya que ninguna emisora privada estaría dispuesta a realizarlo por iniciativa
propia, temiendo pérdidas espectaculares de audiencia. Habrá
un aluvión de protestas, pero por el bien de nuestros hijos una medida tan
radical no precisa de más justificaciones.
Formación profesional
Una reforma educativa no puede
ser complete sin una mejora sustancial del sistema de formación profesional. Un
país con una economía competitiva, caracterizada por altos sueldos y poco paro,
necesita de un sistema de formación profesional altamente diversificado
disponible en varios niveles intelectuales. España carece de tal sistema hasta
el punto que en España el 40% de los estudiantes termina en una universidad,
mientras en países como los Países Bajos, Bélgica, Austria, Alemania y Finlandia
este porcentaje no supera el 20%; el resto cursa varios programas de formación
profesional.
Un sistema de formación
profesional que funcione se caracteriza por la estrecha colaboración entre los
centros donde se imparten los cursos de formación profesional y las empresas,
sin intervención de administraciones públicas, sindicatos o asociaciones
patronales, ni en la organización de los cursos, ni en la gestión, como ha sido
el caso desde hace mucho tiempo en países con un sistema que funcione: los Países
Bajos, Alemania o Suiza. Ya en 2012 el gobierno decidió en RD 1529/2012, en un
intento de mejorar la formación profesional, evolucionar hacia un sistema tal
como ha estado funcionando en los países mencionados. En agosto del año pasado
el gobierno puso fin al monopolio de los sindicatos y asociaciones patronales
en la organización de los cursos de formación profesional con dinero público. Fue
una medida muy necesaria después del estallido de varios escándalos de
corrupción en que sindicatos y asociaciones patronales ambos fueron acusados de
haber desviado cientos, si no miles de millones de euros los últimos años sin haber
organizado ni un solo curso.
Sin embargo, un sistema de vocación profesional según
el modelo de los Países Bajos, Alemania o Suiza, nunca funcionará satisfactoriamente
si no se cumplen dos otras condiciones esenciales: quitar aquellas trabas y
barreras administrativas y financieras que frenen o incluso impidan la creación
y crecimiento de empresas y la alta de autónomos, más un mercado laboral que
no discrimine entre los que están dentro (los fijos) y fuera (los temporales)
del sistema, pero este es otro debate.
Fuentes
- Eurostat: http://epp.eurostat.ec.europa.eu/portal/page/portal/eurostat/home/
- PISA 2012 Results in Focus
- OECD: Education at a Glance, Interim Report
- Gétry d’Ydewalle: Foreign Language Acquisition by Watching Subtitled Television Programs
- http://www.libremercado.com/2014-08-27/banez-acaba-con-el-monopolio-de-patronal-y-sindicatos-en-los-cursos-de-formacion-1276526782/
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