jueves, 30 de abril de 2020

Después del coronavirus: reindustrializar España


La pandemia del coronavirus ha destapado muy dolorosamente la vulnerabilidad de nuestras economías occidentales.

No sólo habíamos deslocalizado demasiada producción al país desde el que el coronavirus empezó su expansión por el planeta, sino también paulatinamente se estaban yendo las actividades de alto valor añadido asociadas, como la i+d+i y los servicios post venta.

La pandemia nos ha recolocado con los pies en la tierra hasta tal punto que se esté tomando muy en serio relocalizar si no la totalidad, por lo menos una parte significativa de la producción a Europa y en concreto a España.

La reindustrialización de España, entendiéndola desde una perspectiva moderna, es decir de iniciativa privada y basada en la i+d+i, es muy necesaria, ya que desde hace décadas España se encuentra con una estructura económica muy débil, con un peso excesivo de servicios de bajo valor añadido agravado por un mercado laboral muy inestable, un sistema educativo fuertemente ideologizado y la administración pública secuestrada por políticos de baja estatura moral que, salvo contadas excepciones, únicamente están preocupados por sus sillones.

Es la industria basada en la i+d+i la que genera una economía fuerte que aguante un embiste, como están demostrando países como Alemania, mis propios Países Bajos, Canadá, Suiza, Austria, Corea del Sur o Estados Unidos, y de esto se trata el presente correo-e. 

Es fundamental que España sea un país fuerte con una economía sólida y ciudadanos prósperos y libres; hay que entender que no sólo el futuro de España está comprometido, sino él de nuestra mismísima civilización llamada “Occidente”. Occidente, más que un lugar, es un concepto, una manera de entender la vida. Occidente es el conjunto de aquellos países en el mundo donde los ciudadanos son libres, donde se respetan los derechos humanos, donde existen estados de derecho que funcionan y donde sus líderes son elegidos democráticamente mediante sufragio universal. 

Después de la 2ª guerra mundial Occidente fue la civilización dominante en el mundo con tal vez un único competidor, la extinta Unión Soviética, que logró hacerle algo de sombra. La situación actual es muy distinta: Occidente encuentra ahora en países como China, Rusia, Turquía o Irán a unos formidables competidores gobernados por regímenes cuyos valores son muy distintos a los nuestros y que muestran una voluntad nada disimulada de ser decisivos, por no decir dominantes en el mundo

Suena a tremendismo, pero España es un país clave para Occidente, ya que el concepto de Occidente nació en España (con permiso de nuestros vecinos en Portugal), se pensó en España y se construyó desde España. Me refiero al descubrimiento de las Américas, una hazaña ideada por Isabel la Católica, financiada por la corona de Castilla y ejecutada por Cristóbal Colón. Posteriormente las Américas fueron conquistadas por y pobladas desde España y la fe cristiana, la fe de Occidente, fue difundida por el mundo en español (por segunda vez con permiso de nuestros vecinos los portugueses). Gracias a esta hazaña el español ahora es con 550 millones de hablantes con diferencia el idioma más hablado en Occidente (por encima del inglés) y España sigue siendo el referente para la mitad de este Occidente.

Por eso es importante que España sea un país fuerte, con ciudadanos libres y prósperos, un estado de derecho sólido y una democracia bien implantada. Solo una España fuerte (por tercera vez con la imprescindible colaboración de nuestros vecinos en Portugal) tiene la capacidad de tirar de los demás países latinoamericanos, muchos de los cuales siguen en vías de desarrollo, y guiarlos hacia la prosperidad.

Competir con éxito con más de la mitad de los países en vías de desarrollo y en situación de vulnerabilidad es muy difícil, pero si TODO Occidente, desde Hammerfest en Noruega hasta Punta Arenas en Chile, desde San Francisco en EEUU hasta Atenas en Grecia, perteneciera a la misma extensísima zona de prosperidad y libertad, otro gallo cantaría. Por desgracia existen ahora peligrosísimas tendencias en EEUU y el norte de Europa de dar la espalda a los aliados menos dotados de prosperidad en la zona mediterránea/latina de Occidente con que no nos podemos conformar. Por eso la recuperación del concepto de Occidente sólo puede empezar en España y la iniciativa se tiene que tomar en España. 

El primer paso es la reindustrialización de España. Dicha reindustrialización conlleva automáticamente, más temprano que tarde, el arreglo de nuestro sistema educativo, la independización de las organizaciones patronales y sindicales, la democratización de los partidos políticos y la desvinculación de la justicia de la política. Sin embargo, en la opinión pública no hay una corriente mayoritaria favorable a construir una economía fuerte, fruto de décadas de adoctrinación que ha hecho creer a muchas personas que ganar dinero es malo y que los empresarios somos malos, alimentado por un clientelismo que ha hecho depender mucha gente directamente de la bondad de los políticos del turno.

En sendos artículos míos he intentado plantear soluciones al problema, entendiendo que es complejo y que se deben matizar muchas soluciones y se pueden añadir otras: https://elperiodicodelaenergia.com/la-transicion-energetica-una-oportunidad-para-reindustrializar-espana/ y https://elperiodicodelaenergia.com/la-despoblacion-y-la-electricidad-el-caso-de-espana/.

Lo que sí sabemos es que no podremos contar con la sabiduría y generosidad de nuestros políticos. Por tanto, es fundamental crear una corriente de opinión pública favorable a la reindustrialización para que en la política se lo tome en serio. No será fácil por el poco prestigio que los propios empresarios, muy a mi pesar, tenemos en España a no ser que te llames Amancio Ortega. 



Será diferente sin embargo si logramos ganar a españoles ampliamente admirados por el público para nuestra causa, por ejemplo deportistas de élite, científicos de reconocido prestigio y hasta S.M. el Rey Felipe VI, quien concretamente ayer celebró una teleconferencia con un elenco muy selecto de españoles conocidos cuyo amor por España está fuera de cualquier duda, por ejemplo: Valentín Fuster, Rafael Nadal, Fernando Alonso, Pau Gasol y Antonio Banderas (https://www.elmundo.es/espana/2020/04/29/5ea9d8e3fdddff708e8b45ef.html). S.M. el Rey Felipe VI pidió la colaboración a estas personas para recuperar la confianza en España de inversores, turistas y socios comerciales, es decir para proyectar un mensaje hacia fuera. Habría que hacer lo mismo con un mensaje hacia dentro a favor de la reindustrialización de España como fundamento para una economía sólida y ciudadanos prósperos.